Nada de lo que hacemos o decimos se pierde en el vacío. El aire está lleno del pensamiento de todos. Almafuerte. (1854-1917)

miércoles, 10 de octubre de 2012

¿Qué hacemos con el tiempo?

La concepción y percepción del tiempo no es igual para todos. En Grecia se concebía el tiempo de forma cíclica, mientras que en el judaísmo se hacía de forma lineal, marcada por el futuro. Igualmente ocurre con la medida del tiempo: calendarios solares, lunares, división del día, las horas…En definitiva no se puede hablar de un tiempo constante e históricamente regular sino que cada cultura ha negociado el tiempo como mejor ha sabido. Igualmente ocurre con los individuos, cada cual tiene su propio tiempo personal. En la Edad Media, la jornada se repartía en vespertina y matutina y no se esperaban resultados inmediatos. Durante el  Renacimiento se pone énfasis en el individuo, y se valora más la novedad, que cambia los aspectos temporales de la vida. Será a partir del siglo XVII cuando el tiempo se asocie a tareas productivas y comenzará a ser valioso económicamente. En la nueva valoración del tiempo influye la ética calvinista y protestante. Europa adoptará la “cultura del hacer” en detrimento de la “cultura del estar”. Se considerará que el trabajo es lo que dignifica a la persona, porque con él se colabora a construir una mejor sociedad. La Revolución industrial fija esta idea y unifica la concepción del tiempo. Las fábricas con luz eléctrica, permiten jornadas ininterrumpidas. El reloj estará presente como un elemento más de organización y control del horario de los empleados. Así, el tiempo de producción, se superpone al tiempo biológico humano ignorando los ciclos vitales.  Modificar estos ritmos es fuente de problemas de salud físicos y mentales, por eso debemos pensar en sus consecuencias y reflexionar si preferimos vivir de otra manera.
El consabido “no tengo tiempo” está en boca de casi todas las personas que llevan un ritmo de vida estresado. El tiempo no se puede acumular como el dinero, el tiempo pasa. Pero... ¿Sabemos disfrutar el tiempo?  ¿Cómo lo distribuimos y cuáles son nuestras prioridades? ¿Qué nos proporciona calidad de vida? ¿El dinero o el tiempo? Mi concepto de calidad de vida se basa en la satisfacción que proporcionan las personas de mi entorno, para ello debo tener tiempo, para cuidar esos afectos. Con el dinero puedo comprar productos que difícilmente pueden darme felicidad.
Por otro lado el tiempo que dedicamos a los afectos  suele ser el de la mitad del día, después del trabajo si se tiene un turno estable y si estamos empleados. El cansancio acumulado y los problemas laborales repercutirán en nuestras relaciones familiares y amistosas, luego no es un tiempo de calidad. Y para nosotros mismos… ¿Tenemos tiempo?
¿Por qué está organizada de esta manera la jornada diaria? No hace falta pensar demasiado: lo que importa es el mercado, la competitividad, la productividad. Y la  felicidad ¿Para cuándo? El fin de semana, el próximos puente o las vacaciones, en las que tendremos que hacer maletas, realizar largos recorridos y verlo absolutamente todo ¿Cuándo nos queda tiempo para pensar o disfrutar de cosas sencillas? ¿Sabemos vivir el presente?  Podemos vivir ese presente con otro ritmo de vida más lento y ser conscientes de lo que somos y lo que sentimos y de lo que nos rodea. El regalo será un bienestar personal y una relación de calidad con las personas de nuestro entorno.