Nada de lo que hacemos o decimos se pierde en el vacío. El aire está lleno del pensamiento de todos. Almafuerte. (1854-1917)

miércoles, 12 de octubre de 2016

El Escorial de Felipe II

Próximamente tendré la oportunidad de visitar El Escorial, por este motivo he repasado algunos textos que ya tenía archivados, pero que serán importantes para conocer el por qué y cómo se pensó esta obra casi faraónica.

Fue construida por Felipe II como última morada de su padre Carlos V. Quería construir un edificio para alabar a Dios no para satisfacer la soberbia de los hombre, para ello eligió a los mejores arquitectos de la época, a Miguel Ángel, la Escuela de Florencia... Se inspiró en las mejores obras italianas, pero la suya además tenía inspiración divina. Sería una emanación de su carácter.

EL LUGAR
Para decidir la ubicación del monasterio convocó una comisión formada por sabios, filósofos, arquitectos y canteros, que decidieron conforme a la doctrina de Vitrubio: sanidad, aire y agua abundante.


El rey se ajustó a las normas eclesiásticas que marcaba el Concilio de Trento y a las innovaciones arquitectónicas. Por esta vez no requirió la presencia de gremios, que dieron tanto problema durante la construcción del Alcázar toledano. Solo el arquitecto y él.
EL ARQUITECTO
Felipe II quería un arquitecto humanista con conocimientos en geometría, en álgebra. Un matemático que deduzca la proporción y el equilibrio. Quería que la visión del Monasterio no fuera perturbada por ningún ornamente inútil. ¡Que la belleza sea total!
Ni Diego de Siloe, ni Covarrubias, solo Juan Bautista de Toledo y Juan de Herrera respondian a su requerimiento. Eran arquitectos, ingenieros y matemáticos, han respirado los innovadores aires italianos, y tendrán en cuenta las normas del Concilio de Trento.
Y EL REY
Que también aportará conocimientos, producto de largos años de estudio concienzudo. Felipe II estudiaba la Arquitectura de Sebastian Serlio, traducido y dedicado a su persona por Villapado.
Quería ventanas como las de las termas romanas, tomó inspiración en Palladio para diseñar la portada. Los techos de pizarra al estilo Flandes, los cimborrios, las torres...


COMIENZAN LAS OBRAS
Los indicios astrológicos favorecen el día de San Bernardo, 20 de Agosto de 1563 como fecha propicia para colocación de la primera piedra. A esta, se le tallará una cruz roja y será colocada cerca de las reliquias de San Jerónimo. Veintiún años después, el 13 de septiembre de 1584 colocamos la última piedra en una cornisa de este Patio de los Reyes, señalada con una cruz pequeña, labrada por los canteros a pie de obra.
Juan de Herrera creó eficientes grúas que agilizaron su construcción y una vez repartidas las tareas, se comienza a trabajar por el eje central, una cuadrilla para cada lado. La competencia entre ellos se traducía en mayor rendimiento.

Pero 1577 será un año aciago: un mal día los canteros se amotinan. El 21 de julio cae un rayo sobre la torre de la Botica y el 9 de noviembre aparece un cometa sobre el monte de San Benito, eran signos demoníacos que consiguieron crean una leyenda negra alrededor del Monasterio. La mala estrella continúa, y aparecen fisuras en los dos pilares torales del norte y consiguen que el cimborrio no cubra el espacio previsto. El Rey ordena misas y novenas pensando que es un castigo divino


FIN DE LAS OBRAS
¡Dios lo escuchó! y en 1582 se coloca la cruz en la aguja del cimborrio, milagrosamente salvado. Este feliz día se adereza con la incorporación de Portugal y sus Colonias a la Corona de Castilla. Habrá procesiones y Acción de Gracias.

Un año después se coloca la estatua de San Lorenzo. El escultor Juan Bautista Monegro trabajó sobre ella, respetando la decisiones del rey. Por fin en pocos meses más, se quitan los andamios y las cimbras, se embellecen los muros y los artesonados. Se traen mármoles blancos de la Sierra de los Filabres y negros de Las Navas para enlosar el pavimento, vendrán artistas italianos a decorar con sus pinturas, Zúccaro, Tobaldi, el Greco…

LAS NORMAS DE TRENTO
Finalmente El Greco fue rechazado de como pintor de El Escorial porque el rey pensó que su mensaje no era claro. Las normas contrarreformistas sí lo eran y Felipe II modificó su proyecto para ajustarse a ellas. Interesaba estar a bien con la Iglesia de Roma, para seguir siendo cabeza de león.

LA BASÍLICA
La Basílica ocupa el centro del edificio, es el corazón desde donde se irradia la luz y la vida. Nada funciona sin corazón. El Rey lo tuvo oculto tras un vestido negro y aún bajo la piedra tallada por Leoni late un corazón que emulando a Justiniano cuando contempló su Santa Sofía: grita a viva voz:
                                 ¡Salomón te he vencido!

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